Todo empezó cuando nos dimos cuenta que nuestra nota no brillaba con luz propia, todo empezó cuando nos convencimos a nosotros mismos, que no teníamos mucho más donde elegir, todo empezó aquel día, cuando por primera vez pisamos la facultad de educación.
Nada era bonito allí, seamos sinceros, no era un edificio que te indujera a estudiar, no había casi luz y las paredes se caían, no bromeamos, se caían. Todo parecía ir mal, no sentíamos que aquél, nuestro primer día de universidad fuera a ser demasiado relevante, pero los días fueron pasando, y nos fuimos conociendo. Desde las primeras charlas en los ratos libres, los grupos se fueron formando y así nosotros y unos cuantos más decidimos caminar juntos, seguir una misma recta que a la larga no nos llevó al mismo punto de salida.
Algunos abandonaron en el primer año, otros cogieron rumbos distintos… pero nosotros, nosotros cuatro fuimos fieles a algo que no había hecho sino empezar. Y las expectativas de futuro se forjaban en la cafetería donde un barraquito costaba sesenta céntimos, pero te cobraban cincuenta céntimos más en el bocadillo por ponerle una loncha de queso, aún seguimos sin comprenderlo…
Fuimos aprobando y suspendiendo, cogiéndonos nuestras pequeñas borracheras no lo negemos, haciendo nuestras chuletadas, y nuestras macroquedadas en la biblioteca pa podernos quitar de encima sociología de la educación… Pero todo este esfuerzo luego se veía por los suelos, al oír por ahí que no teníamos nada que hacer, que los pedagogos somos una especie en crecimiento pero que no hace más que extinguirse a si mismo, que la educación no esta de moda. Pero nosotros no íbamos a dejarnos llevar por la dolce vita de la calle NO.
Y decían que la profesión del pedagogo es una profesión fantasma…. Pero eso era fuera, porque dentro de aquél recinto que se olía a humedad y que no era para nada pedagógico se nos animaba a luchar, se nos decía que teníamos futuro, que había trabajo ahí fuera, que se necesitaba de nosotros..
¿Fantasma? No hay mas que acudir a cualquier centro para observar la necesidad de nuestra profesión, una mirada a nuestra sociedad o simplemente una ojeada en el periódico. Todos los días suceden casos problemáticos que con un poco más de ayuda educativa o simplemente de atención se irían esfumando. De momento nosotros estamos aportando nuestro granito de arena, hemos escogido la ong más afín a cada uno y hemos empezado a trabajar como voluntarios. Esa frase tan sabia de la universidad de la vida queremos aplicarla a nuestra universidad física, para pasar por ella, y que ella pase por nosotros. Y que mejor que aprendiendo de cuales son las necesidades especiales de primera mano y entendiendo a las personas. Muchas veces simplemente sentirse escuchados, o una mera conversación pueden acabar con una medicación.
Por eso a pesar de lo que nos cuenten, nos digan, hayamos pensado en un principio o no, estamos realmente orgullosos de estar estudiando una carrera que para nosotros está MAS VIVA QUE NUNCA, pedagogía.
Por Sara y Guille, con ideas de Victor y Lara.
2 comentarios:
Animo chicos, de profesión fantasma nada, y menos viendo con que ilusión la afrontais. Como bien decís solo hay que echar una mirada fuera para ver que vuestra labor cada día es más necesaria porque viendo el rumbo que llevan las futuras generaciones, nuestra sociedad necesitará de profesionales como vosotros.
Un abrazo.
Perfecta descripción, fiel reflejo de lo que pudimos sentir y como lo definiríamos cada uno de nosotros. Cambiando las palabras pero con el mismo mensaje inmerso.
Apostemos juntos por la pedagogía, nuestro pequeño y a la vez gran mundo.
¡Un abrazo!
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